Si revisamos las reflexiones en torno a los 3 pilares anteriores veremos que para lograr flexibilidad, cultura de aprendizaje y un contenido intencional es requisito una profesionalización del educador.
Por ello, el profesor debe no solo tener conocimiento de la disciplina que enseña, sino también las habilidades afectivas para dar soporte e inspirar a los alumnos a desarrollarse. El ambiente flexible requiere también que el profesor pueda manejar aspectos que "parezcan salirse fuera de su control" por lo que la tolerancia para aceptar situaciones fuera de su planeación es una habilidad importante. Al abrir su enseñanza, también hace partícipes a sus alumnos que ofrecen comentarios importantes para la mejora, el aceptar la crítica y valorar las opiniones de los alumnos es otra característica que un educador profesional debe valorar e incluso incentivar durante sus sesiones.
Si bien la evaluación del desempeño durante las actividades de clase es importante, también lo es que los profesores ayudemos a auto-evaluarse a los alumnos con preguntas metacognitivas que los lleven a reflexionar en su actuación y a las competencias que se espera desarrollen durante las actividades.
Llevar una bitácora en la que el profesor reflexione sobre su planeación, actuación y observación de las actividades permite tener claridad para tomar acciones correctivas y de mejora. Así como el profesor reflexiona en torno a su práctica, es importante que las comparta con otros profesores y escuche opiniones, otras prácticas que le permitan observar su tarea desde una nueva perspectiva.
Las tres preguntas que debemos hacernos en torno a este cuarto pilar son:
1) ¿Los alumnos, ya sea en forma individual, en grupos o en clase plenaria tienen mi retroalimentación en clase cuando la necesitan?
2) ¿Realizo evaluaciones formativas durante la clase mediante observaciones y registrando información que me sirve para adecuar la enseñanza?
3) ¿Colaboro y reflexiono con otros profesores y esto me permite hacer adecuaciones en mi práctica de la enseñanza?
Al reflexionar en estas tres preguntas considero que aunque estoy disponible frente a clase y proveo regularmente retroalimentación individual y en grupo, por el tiempo y número de alumnos (en grupos de más de 25 alumnos) se dificulta la retroalimentación individual. Un mecanismo que he encontrado es hacer comentarios precisos en el momento de revisión de actividades en grupos pequeños y durante asesorías. También me ha servido llenar comentarios en una hoja de observaciones durante las actividades colaborativas donde voy reforzando el comportamiento positivo.
En cuanto a la colaboración con otros profesores, el establecer proyectos interdisciplinarios con otras materias ha permitido que compartamos experiencias. Así como en la participación en congresos y talleres donde exponemos las buenas prácticas y podemos tener comentarios distintos a los que normalmente nos haríamos en forma individual y con ello abrimos posibilidades de exploración y análisis desde otro ángulo de visión. También compartir herramientas y técnicas de motivación son elementos que permiten reinventarnos como educadores. La participación en comunidades o academias son básicas para este pilar. En lo personal, participo en la comunidad Library 2.0, Educause, Comunidad de Innovación y en los talleres como este que tomamos de Flipped Learning con el Profesor Ken Bauer durante este verano 2014.
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